El palestino Akram Musallam escribe sobre la pérdida y la memoria

29 agosto, 2021 -
"Spiral Jetty", 2013, de Gianfranco Gorgoni.
"Spiral Jetty", 2013, de Gianfranco Gorgoni.

 

La danza del escorpión azul profundo, una novela de Akram Musallam
Traducción de Sawad Hussain
Seagull Books (octubre de 2021)
ISBN 9780857428936

 

khulud khamis

 

The Dance of the Deep-Blue Scorpion está disponible en Seagull Books.

La novela de Akram Musallam, La danza del escorpión azul, publicada originalmente en árabe en 2008, es una meditación sobre la pérdida, la ausencia y la memoria. ¿Cómo podemos estar seguros de que algo que hemos perdido ha existido realmente y no es un mero producto de nuestros sueños o de nuestra imaginación [cf. "Que en Alepo una vez...", el asombroso relato de 1943 de Vladimir Nabokov -Ed.]? ¿El recuerdo de un lugar, una persona, una experiencia y el vacío que deja su ausencia significa que existieron? A través de una narrativa intrincada y de múltiples capas, donde el contenido y la forma están estrechamente interconectados en una estructura en espiral, Musallam plantea estas preguntas sin ofrecer ninguna respuesta. En todo caso, al final del libro nos vemos arrojados de vuelta al principio por la fuerza de su forma en espiral y, al igual que los personajes de las historias contadas por el narrador, quedamos en la búsqueda desesperada de llenar ese vacío dejado por la pérdida. 

La novela comienza con un recuerdo: un capítulo onírico, un encuentro entre el narrador, entonces un adolescente, y una chica con un escorpión recién tatuado en la espalda. Se conocen en la sala de baile donde trabaja el narrador, y la chica vuela de vuelta a París al día siguiente, desapareciendo de su vida. Desde el principio, el narrador no es del todo fiable, ya que no está seguro de si el encuentro con la chica fue real o si la había soñado, cuestionando su propio recuerdo del mismo al final del primer capítulo: "¿No se trata de un sueño novelesco o del sueño de una novela?". Más adelante en el libro, el narrador vuelve sobre el tema de los sueños, a través del personaje de su tía, "la dama de los sueños", que interpreta las imaginaciones somnolientas. 

Entonces saltamos en el tiempo y conocemos al narrador sin nombre, periodista y aspirante a escritor, que encuentra un lugar insólito para la contemplación: un espacio vacío en un aparcamiento, donde alquila un sitio y se sienta en soledad a pensar en su vida y en escribir su novela. Entreteje historias, pasando suavemente de una a otra, presentando personajes que son reflejos unos de otros, hecho reforzado por imágenes de espejos a lo largo de la novela. En cada personaje que encontramos, hay una pérdida de algo esencial, que se siente con fuerza por la presencia concreta de la ausencia que deja la pérdida.

Cuatro de los personajes de estas historias se describen exactamente de la misma manera, ya que cada uno de ellos intenta alcanzar algo inalcanzable: "Siguió intentándolo e intentándolo con una peculiar obstinación hasta que, vencido por el cansancio, hasta que goteó sudor, cayó desplomado sobre su espalda, moviendo la cabeza y los miembros con una lentitud desesperada, movimientos casi aparentemente mecánicos, como si fueran los últimos". Esta frase describe al escorpión, que intenta subirse al cuerpo esbozado en el espejo, al padre del narrador, que intenta arañar el vacío dejado por su pierna amputada, al inquilino de un edificio, que intenta trepar por el vacío dejado por unas escaleras que ya no existen, y a un palestino nacido en Irak, hijo de refugiados, que suplica al narrador que le lleve de vuelta con él a Palestina. Todos intentan desesperadamente alcanzar algo que se ha perdido irrevocablemente, dejándoles una dolorosa ausencia que siempre les recordará esa pérdida.

El propio narrador también ha perdido algo precioso, y es el bello recuerdo del lugar de su encuentro con la chica del tatuaje del escorpión. El lugar, un hotel donde el narrador solía trabajar, fue bombardeado años después, matando a treinta personas. Al mismo tiempo, él es consciente de ello pero se niega a reconocerlo, cambiando el lugar -en la novela que está escribiendo- por un salón de baile para mantener el recuerdo impoluto, aunque sabe que es inútil.

El libro es también una contemplación del propio acto de escribir. A lo largo de toda la novela se hacen comentarios sobre el oficio de escribir, de inventar tramas, cambiar narraciones y tratar de captar significados. Aquí, de nuevo, está relacionado con el vacío que experimentan muchos de los personajes de la novela, ya que el narrador se pregunta si la escritura en sí no es un acto de intentar tocar espacios vacíos, de arañar el miembro amputado: "¿Escribir no es, en cierto modo, arañar algo que existe y no existe al mismo tiempo? ¿Algo que conocemos, que sentimos, que intentamos tocar, asir, silenciar? ¿No es la escritura, de algún modo, un escorpión que trata y trata de trepar por un espejo, de detenerse en un punto, en alguna imagen, en alguna mente? ¿No es eso escribir?"

Nacido en 1972 en Talfit, cerca de Nablús (Palestina), Akram Musallam se licenció en literatura árabe por la Universidad de Bir Zeit. Es periodista y reportero del diario Al-Ayyam de Ramala y ha publicado dos novelas, Hawâjis al-Iskandar (Los tormentos de Alejandro, 2003) y La danza del escorpión azul profundo, que obtuvo el premio de la Fundación A.M. Qattan. También ha sido editor de la edición crítica de los Diarios de Khalil al-Sakakînî, destacado literato palestino que huyó de Qatamon con su familia en 1948 para refugiarse en Egipto.

De un modo u otro, la mayor parte de la literatura palestina aborda cuestiones colectivas del pueblo palestino, entre las que destacan la pérdida del hogar y nuestro recuerdo colectivo de la Nakba. En última instancia, lo colectivo casi siempre se cuela en la historia, incluso en obras literarias que intentan renunciar a ello y centrarse en temas más personales o universales. En The Dance of the Deep-Blue Scorpion, Musallam refleja esta tensión manteniendo sutilmente en segundo plano el contexto político más amplio, como señala su narrador: "Si buscas la ocupación, está en segundo plano, y yo puedo traerla al primer plano en todo, en todo. Intento respirar un poco lejos de la ocupación". Pero incluso este intento de mantener al colectivo en un segundo plano acaba fracasando: "En una guerra como ésta, incluso los lugares pierden su neutralidad, se rebelan contra el hecho de ser meros objetos, se convierten en partes interesadas, participan en la narración, casi estiran la lengua y hablan, ¡incluso extienden la mano para garabatear en mi manuscrito!". El resultado es simultáneamente una novela que refleja algunos de los temas colectivos de los palestinos -la pérdida colectiva, la ausencia y la memoria en este caso-, así como una novela que se expande más allá de estos límites y se abre a significados que son universales y con los que todo lector puede relacionarse.

La traducción de la novela por Sawad Hussain es excelente; hacia la mitad del libro el lector casi se olvida de que está leyendo una obra traducida. Cabe señalar, sin embargo, que el título original en árabe es Sirat al-'akrab alladhi yatasabbab 'araqan, que literalmente se traduce como La historia del escorpión que chorreaba sudor. Es comprensible que se cambiara el título original, ya que la traducción literal no funciona bien en inglés. Sin embargo, el título árabe es significativo para la forma espiralada de la narración. El libro termina con un dato científico sobre la incapacidad de los escorpiones para sudar, lo que devuelve al lector al título árabe y al primer capítulo, donde el escorpión "lo intentaba y lo intentaba con una peculiar obstinación, trepando hacia arriba, sólo para volver a deslizarse hacia abajo hasta que, vencido por la fatiga, hasta que goteaba sudor", socavando los cimientos sobre los que se construye toda la narración, y cuestionando de nuevo la fiabilidad del narrador. Al igual que el narrador, nos preguntamos si la primera escena fue una realidad o sólo un sueño. Tampoco está claro si esta última frase está escrita por el narrador, refiriéndose a sí mismo en tercera persona, o si el propio Musallam -como un mago que acaba de ejecutar el truco de magia perfecto- hace su aparición, burlándose de su narrador. Nosotros, los lectores, nos sentimos atraídos de nuevo, tentados a empezar a leer la novela de nuevo y, posiblemente, descubrir capas y conexiones adicionales que se nos pasaron en la primera lectura. Pero al final, al igual que el narrador sin nombre, nos quedamos con la pregunta: "¿No es esto un sueño novelesco o el sueño de una novela?".

khulud khamis es una escritora feminista eslovaco-palestina, autora de Haifa Fragments (Spinifex Press, 2015). Tiene un máster en Literatura Inglesa por la Universidad de Haifa. Sus relatos cortos han aparecido en la antología We Wrote in Symbols: Love and Lust by Arab Women Writers, y en diversas publicaciones periódicas como Verity La, FemAsia Magazine y Consequence Magazine. Vive en Haifa con su familia.

 

 

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