Mohamed Al Mufti, arquitecto y pintor de nuestro tiempo

5 de noviembre, 2023 -
El arquitecto sirio Mohamed Mufti celebró su primera exposición en Francia en 2003. Poco después, su obra se presentó en galerías y museos de Francia, Italia, Finlandia, Turquía, Líbano, Siria y Emiratos Árabes Unidos. Su obra aborda temas y reflexiones sobre la escena política y social de Damasco y Beirut. Actualmente vive en Líbano.

 

Nicole Hamouche

 

Sólo con su pincel y su escuadra T, el arquitecto y artista sirio Mohamed Al Mufti se instaló en Líbano en el 2012, un año después del estallido de la guerra en Siria y de la desilusión que siguió a los primeros coletazos de una revolución abortada con sangre. Por aquel entonces, Beirut aún no estaba empañada por la violencia y las privaciones, y estar en el exilio a veces permite que el talento detone, obligando a buscar recursos dentro de uno mismo. Tras años difíciles en Líbano, en los que se concentró en la enseñanza y en su arte, la carrera del prolífico artista despegó. Expuso en Beirut y París y participó en numerosas exposiciones colectivas en Europa. Tiene mucho que decir y que recordar, porque todo en la Siria y el Líbano de los siglos XX y XXI   sedeja languidecer o pudrir. Preocupado por las lagunas de la memoria, la memoria colectiva, sus símbolos y su reinterpretación están en el centro de su exploración; porque cree que quien no tiene memoria no tiene futuro.

Por eso, al integrarse en la sociedad libanesa, el artista quiso rememorar sus recuerdos sirios, lo que en términos médicos se denomina "anamnesia" -recuerdo de la memoria-, título que dio a su exposición de 2020 en la galería Europia de París, fundada por el matrimonio sirio Nada Karami y Khaldoun Zreik. Anamnèse recorre una serie de símbolos de la memoria colectiva siria, donde los objetos expuestos hablan por sí solos, como el Hob Hob, el autobús público; las escuelas baasistas; elReinado de los Seis,que representa el complejo de Yalbougha, símbolo del modernismo, del que se dice que fue el edificio más alto de Damasco, cuya construcción comenzó en los años 70 pero nunca se terminó, reflejando la "estasis" en la que Damasco, antaño puerta de Oriente, se estanca.

La "estasis" o estancamiento ha llegado a Beirut, la ciudad elegida por el artista. Los combates se garabatean en los muros de las ciudades de Siria y Líbano a través de grafitis como "un recordatorio de que la chispa de la rebelión viene del pueblo", en palabras de Al Mufti. De modo que la revolución siria se vuelve objeto de una exposición individual en Beirut en el 2013, Perspectivas de una revolución en marcha,en la galería de arte Joanna Seikaly. Al mostrar una celda de una prisión siria imaginada según las historias que le contó un antiguo amigo sirio que estuvo encarcelado, reveló el estado de abandono que caracteriza a ambas ciudades, y lo que ello conlleva de "violencia, colapso social y separación entre clases sociales."

Después de la revolución siria, Al Mufti vivió la revolución libanesa de octubre de 2019, que también se hizo humo, como la capital libanesa devastada por la explosión del 4 de agosto de 2020, de la que lo único que quedará son fachadas destartaladas y ruinosas. Éstas ya mostraban signos de desgaste antes de la explosión, llevaban las huellas de los sueños y las revueltas que se agitaban en el corazón del pueblo libanés. Lo mismo ocurre con los edificios de Siria, que cuentan mil historias. El paisaje urbano es elocuente, acompaña la historia de un país; el artista arquitecto sabe descifrarlo y hacerlo hablar. Al detenerse en él, pretende ser el relé de un tiempo y el custodio de una memoria que tiende a ser borrada rápidamente en el mundo árabe contemporáneo. De ahí la exposición And Then Stillnessen la Galería 392 Rmeil 393 en el 2020, que también pretendía ser un archivo visual de Beirut desde la Revolución de Octubre, pasando por la crisis y el colapso social y político. Por "quietud", el artista se refería al estancamiento más que a la serenidad.

En tales circunstancias, a Al Mufti ya no le era posible limitar su arte a la pura exploración estética del cubismo y la abstracción, como había hecho cuando vivía en Francia. Ya no era posible hacerse de la vista gorda, como Beirut; esto inspiró su cuadro "Hijab in the City". Lo que llama "el barniz libanés" lo cautiva; también lo observa en las fachadas de los edificios: "Hay algo muy conservador a pesar de la extravagancia de nuestras sociedades". A través de su arte, intenta revelar la "piel" secreta de los edificios damascenos y beirutíes. Utiliza la palabra "piel" para referirse a fachadas y muros, los cuales hizo hablar en una exposición titulada Urban Scape en la Villa Paradiso de Beirut en el 2017. Los lugares hablan por los hombres.

Mohamed Al Mufti expresa la necesidad de "documentar el entorno tanto política como sociológicamente". Participa en la vida de la ciudad a todos los niveles: pintando, enseñando y construyendo. Para él, las tres prácticas no sólo están vinculadas, sino que afirma que las necesita a las tres. La enseñanza le es muy importante: licenciado por la École Nationale Supérieure d'Architecture de Versalles, enseñó allí durante un breve periodo antes de trasladarse a una escuela de arquitectura parisina, tras lo cual regresó a Siria en 2008, donde también impartió clases. Ahora enseña en la Académie Libanaise des Beaux-Arts de Líbano, donde reside. El arquitecto "insiste en este equilibrio entre academia y práctica, que se retroalimentan mutuamente", incluida su práctica artística; "el arte me permite probar, evacuar y experimentar cosas", afirma.

Los edificios con vocación cultural o educativa son los que le estimulan especialmente, así como los proyectos de dimensión social. En Siria construyó cuatro escuelas públicas. En su país natal, donde se instaló tras 15 años en París, también fue invitado a participar en un proyecto para una mezquita en Yaafour, dirigido por Eamar, la famosa empresa emiratí de obras públicas. Se tomó la libertad de proponer un proyecto acorde con su visión del mundo, que no es exactamente la del cliente: en lugar de una gran mezquita, diseñó un centro teológico multiconfesional que incluía una iglesia junto a la mezquita, así como una biblioteca teológica. El arquitecto señala que tuvo que indagar en el Corán y la Biblia para encontrar suras y versículos que mencionaran a Jesús y María, que se incorporaron al proyecto que, obviamente, no fue seleccionado. En "the Syria of tomorrow". Mohamed Al Mufti dice haber "imaginado edificios que unan a la gente, no que las separen". Eamar se retiró a raíz de la guerra y el proyecto quedó abandonado. Por las mismas razones se interrumpieron muchos proyectos en curso, como Beit Farhi, un palacio judío que el arquitecto había recibido el encargode rehabilitar. Para esta empresa había buscado la ayuda de historiadores y quería trazar la huella real de los edificios. Tuvo decir adiós a todo esto y volver a hacer las maletas, como hizo en los años 90 a causa de la guerra del Golfo, huyendo de Kuwait, donde había crecido, hacia Siria. En 1994, se marchó de nuevo para proseguir sus estudios de arquitectura en Francia. Allí conoció a dos de sus maestros y mentores a los que admira profundamente: Jacques Ripault y Michel Rémon, con los que colaboró. También fundó su propio estudio, Atelier Mufti Architecture.

Trabaja en diversos proyectos, como viviendas sociales y edificios educativos, entre los que destaca la facultad de Derecho de Alençon, Normandía, con el arquitecto Philippe Challes, su amigo y colega. También participa en concursos internacionales como Novi BEOGRAD,la ampliación de Belgrado con Milan Simovic. Pero el arquitecto explica que "los cambios en los códigos de contratación pública en Francia dificultaron la supervivencia de las pequeñas y medianas agencias de arquitectura". De ahí que optó por regresar a Damasco. En 2017, participó en la iniciativa Sketch for Syria en la Bienal de Arquitectura de Venecia, junto a destacados arquitectos (entre ellos Álvaro Siza), que dibujaron cada uno su Siria. "Algún día volveré a Siria", dice este hombre que actualmente diseña y construye su propia casa en las montañas libanesas, y que planea una futura exposición de arte sobre el tema del envejecimiento. ¿Habrán aparecido ya las arrugas para cuando regrese a Siria?

 

Nicole Hamouche (Líbano) es consultora, periodista y escritora. Colabora con importantes publicaciones en francés e inglés en Europa y Líbano. El Levante y el Mediterráneo inspiran e irrigan sus escritos; le interesan especialmente las cuestiones sociopolíticas y socioeconómicas, la sociedad civil, la memoria y la construcción de la paz, el diálogo intercultural, el arte y la cultura, el patrimonio y la arquitectura. Fue elegida mejor bloguera por Mondoblog-RFI Radio France International por su blog penseesdebeyrouth.mondoblog.org. Apasionada de contar historias, la literatura y la escritura creativa, fue galardonada con el premio del concurso de relatos cortos del Forum des Femmes de la Mediterranée patrocinado por la UNESCO y ha colaborado en varias publicaciones colectivas, entre ellas The Silent Leaders, Lebanese Revolution, Octubre 17, 2019 y Beyrouth à coeur ouvert. Es licenciada por el Institut d'Etudes Politiques de París y el Paris Dauphine, además tiene una formación multicultural y multilingüe, ya que habla con fluidez francés, inglés, árabe, español e italiano.

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