Un año
Nasser Rabah
Traducido por Wiam El-Tamami
Hace un año que no oigo
cantar en la calle, ver a alguien
bailando en una boda; un autobús escolar
yendo o viniendo; una flor pasada
de una mano a otra.
Durante un año hemos estado pasando
el odioso pastel de la guerra. Ni un niño
dejado de lado, ni un jardín,
ni un libro, ni un deseo.
De día, entrenamos nuestros ojos para nadar en sangre
y no mojarse. Los entrenamos para contar mal
los miembros que nos faltan. Por la noche, les entrenamos
para iluminar la pena, para encender un fuego
en la madera de la espera.
Durante un año no ha pasado nada,
Y ni una sola cosa ha dejado de suceder-
Ven, muerte, abre bien los ojos:
Somos las víctimas eternas e inconquistables,
Llorando sí en silencio, nuestros gritos rebanando
la bata del cielo.
Somos las víctimas cuya herida es un minarete,
Cuya sangre se arrastra tras ellos en el camino del Calvario.
Somos las víctimas que, a diferencia de otras víctimas,
no llegan a ver al asesino de nuestros hijos.
No lo vemos en nuestros poemas,
no lo vemos en nuestras calles,
No lo vemos...
Una plaga, ya ves, nunca puede ser vista.
La quietud de septiembre
Amanee Izhaq
Recuerdo la quietud de septiembre
El susurro de un niño en un columpio
De un lado a otro
De un lado a otro
El Norte y el Sur son uno
Sus gritos son eternos
El entierro de una estación
La tranquilidad es un recuerdo perdido
El cementerio y el majlis son uno
Se fue el viento de la risa
El más allá tan frío como el crepúsculo
¿Qué le dice la paloma a la jaula después de romperse los huesos para escapar?
"Podrías habernos salvado la vida a los dos"
Ahora yo he muerto y tú estás cubierto de mentiras
En sangre
Nada lavará la mancha
Nada quedará como estaba
O podría haber sido
El viento lo recuerda todo
Un chal baila en la brisa
Los niños venden dulces descalzos
Sábanas blancas visten las bandejas y a los bebés
Las margaritas perdidas de Deir Yassin
de Yenín
Por favor, que vuelvan los pájaros
Sus palabras tan vacías como la plaza
Tan rotas como el aire contaminado
Desarraigados
Maltratados y dados por muertos
El pan está empapado en sangre
El cuerpo de Cristo
Profanado y en llamas
Cansado está el cordero
Del hombre y su insaciable apetito
De un mundo devastado y ciego
Tatreez
para Siham Abu-Ghazhaleh
Mai Al-Nakib
Eligió los hilos que le gustarían a su hijo:
azules y marrones, morados profundos, lilas, blancos.
Miro fijamente este pedazo de tatreez que hizo,
enmarcado y colgado en una pared, el mar abierto no muy lejos.
Podía escanear bordados como si fueran poemas,
rastreando en motivos abstractos Gaza, Ramallah, Jaffa.
Sus dedos enhebraron una aguja con cuidado,
cosiendo en punto de cruz una historia que he perdido pero necesito.
Veo los símbolos, allí - casa, llave, ciprés -
respuestas a un presente que ya no es suyo.
Escucho su voz en cada patrón y cada puntada,
para dar sentido, más allá de la tumba, a este mundo roto.
Y canta, el tatreez, a su hijo y a mí:
"Por una casa, una llave, un ciprés estamos, y estamos".
He leído estos tres poemas con gran interés, admiración y emoción. Lloro por las víctimas del Sionismo Colonial y su subsidiaria USA...mi USA. Tristeza, rabia, desesperación no tan silenciosa....
¡Viva Palestina! ¡Viva el Líbano! Viva todo el Valeroso Eje de Resistencia al Sionismo Colonial, que debe caer y ser desechado como polvo para que avance cualquier semblanza de civilización.