¡Yallah Gaza! Presenta el Caso de la Humanidad de Gaza

10 Abril, 2023 -

Un nuevo documental de Roland Nurier sobre Gaza está de gira por Francia y se proyecta en diversos festivales de cine de todo el mundo.

 

Karim Goury

 

Yallah Gaza! es un documental en su forma más clásica, con entrevistas a expertos, testigos y víctimas de los años de bloqueo y bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, salpicadas de (bellas) imágenes de los lugares donde se desarrolla la acción (o el tema) de la película.

La película de Nurier comienza con una exposición objetiva y un tanto pedagógica del establecimiento de un hogar judío en Palestina a principios del siglo XX, seguida de la Nakba de 1948 y el éxodo palestino que siguió a la creación del Estado de Israel. La cuestión está clara, el tono es histórico.

Jean-Pierre Filiu, profesor de Science-Po París y de la Universidad de Columbia, especialista indiscutible de Oriente Próximo; Sylvain Cypel, periodista del diario Le Monde; Mathias Shamali, responsable de la UNRWA en Gaza; y Ken Loach, director de renombre, son algunos de los ponentes de la película.

Al preámbulo histórico le sigue la situación contemporánea de los gazatíes. Nos enteramos de que son un pueblo instruido a pesar de las restricciones impuestas por Israel y para el que la educación es una forma de resistencia.

Un poco más tarde, Christophe Oberlin, cirujano francés que forma médicos en Gaza desde hace 20 años, explica las dificultades de ejercer su profesión en oposición y bajo la tensión constante que aplica el Estado hebreo sobre este minúsculo territorio, especialmente desde enero de 2006, cuando Hamás ganó las elecciones.

Desde entonces, Gaza está sometida a un boicot político y un bloqueo económico.

La película pasa entonces a un modo más político. El director nos recuerda que Israel viola las leyes internacionales elaboradas por la ONU, pero también las sentencias del Tribunal Penal Internacional, (Israel es signatario, pero no ha ratificado el tratado).

Toda la película se compone de testimonios alternados de una población gazatí resistente y valiente, sin odio visible hacia Israel, y de expertos en la región.

Gazatíes bailan dabke en las ruinas (foto ¡Yallah Gaza!).

También hay imágenes de jóvenes bailando dabkeh entre las ruinas de las casas bombardeadas. Estas secuencias existen en la película como símbolo de la resistencia de los gazatíes, de la resistencia a la violencia israelí, de la desesperación justificada de la juventud.

También hay imágenes de niños mutilados, heridos por las balas del ejército israelí, que no se quejan, que juegan al fútbol con muletas, que incluso han aprendido a hacer algunas acrobacias.

niños gazanos heridos jugando al fútbol en yallah gaza - roland nurier - the markaz review
Niños gazatíes heridos jugando al fútbol (foto ¡Yallah Gaza!).

Esto es lo que vemos. Esto es lo que se nos dice.

Pero en ¡Yallah Gaza! todo se nos cuenta, nada (o muy poco) se nos muestra. Es probable que Roland Nurier pasara semanas inspeccionando Gaza, viajando a Gaza, entrando en Gaza, comiendo, durmiendo, hablando en Gaza. Pero este material humano nos llega poco, y ahí es donde Yallah Gaza! falla. [Para un tratamiento matizado de Gaza, aunque en un largometraje, véase Gaza Mon Amour de los hermanos Nasser. ED]

El cartel oficial de ¡Yallah Gaza!

En literatura, existen varios términos para definir una obra que pretende demostrar o probar una tesis que uno defiende: factum, diatriba, panfleto. No sé si alguna de estas palabras se aplica a las obras cinematográficas, pero, en mi opinión, Yallah Gaza! tiene más éxito como dialéctica que como narración dinámica; la película razona con nosotros, pero no nos atrapa visceralmente, porque se queda corta en términos de gramática visual.

Sentí una gran frustración al ver un documental en el que las entrevistas se realizan en interiores, encuadradas para la televisión, en el que las imágenes exteriores se filman con un dron (como en la televisión), mientras que el director tenía la posibilidad eminentemente fértil de darnos una visión de Gaza, de la que nos llegan pocas imágenes aquí en Occidente. Habríamos tenido la posibilidad de pensar por nosotros mismos, de formarnos nuestra propia opinión a través del cine.

Pero, ¿dónde están las imágenes de la vida cotidiana en Gaza? ¿Dónde están las escenas de ancianos palestinos hablando juntos en una esquina o en un café? ¿Dónde están los momentos de la vida familiar en Gaza?

Son invisibles e inaudibles, desdibujados por el discurso de las entrevistas y la fuerza de una música extradiegética, una partitura que se esfuerza por hacer excesivamente épicas las imágenes aéreas de una ciudad en ruinas.

La tesis que Nurier construye a través de sus expertos es ciertamente implacable, pero no revela nada nuevo. La película encuadra directamente a Gaza como un territorio víctima, donde el valor y las cualidades de sus habitantes motivan su supervivencia.

El pensamiento nos llega a través de las palabras de los protagonistas, a los que podemos creer o no, según las opiniones que ya defendamos, pero que, en cualquier caso, la película no puede cambiar. Cabe preguntarse a quién convencerá lo que dice Nurier en Yallah Gaza. Sin duda, a los que ya tienen la misma opinión, pero ¿qué pasa con la inmensa mayoría que aún no se ha hecho a la idea?

Pero no importan las opiniones, probablemente irreconciliables, sobre el conflicto palestino. Lo que me parece censurable es la posición en la que Nurier coloca a sus espectadores. Es una posición pasiva, en la que es difícil discutir los hechos tal como se presentan (¿son discutibles?). Es difícil no sentir empatía por estos niños palestinos lisiados por Tsahal, o simplemente por la situación imposible de Gaza, una enorme prisión al aire libre, que los carceleros israelíes observan desde el otro lado de una frontera que el mundo entero desearía ver abolida, un mundo que ya sin esta película, comparte este sentimiento de rabia.

Aquí nos enfrentamos a la terrible constatación de la impotencia, que sólo deja lugar a la cólera y, por tanto, a la violencia, aunque el documental se abstenga, afortunadamente, de disculparse por ello.

La política se impone aquí y me niego a involucrarme. No es mi tema, aunque cada uno puede tener la opinión que quiera sobre el tema.

Nurier tiene la suya, yo tengo la mía y probablemente estas dos opiniones estén próximas. Sin discutir la realidad de los hechos que se relatan, sigo convencido de que la obra de un cineasta es diferente de lo que nos presenta ¡Yallah Gaza!

 

Véase el TMR 11 - número de GAZA.

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