Granada, el clásico de Radwa Ashour, ahora en una nueva edición en inglés

17 enero, 2025 -
Una trilogía de novelas forman una asombrosa obra de literatura árabe y universal que abarca 100 años, con el telón de fondo de la Andalucía del siglo XVI, y reverbera en las guerras de conquista y ocupación que tienen lugar hoy en día.

 

Granada: La trilogía completa de Radwa Ashour, traducido por Kay Heikkinen
Abubilla 2024
ISBN 9781649033765

 

Guy Mannes-Abbott

 

La llegada de la completa Trilogía de Granada (Thulathiyat Ghirnata, 1994-5), en una nueva traducción al inglés de Kay Heikkinen y en el décimo aniversario de la muerte de Ashour fue un gran momento. Se publicó durante el actual genocidio israelí de palestinos en Gaza, en el que un largo arco completa un círculo de horror con la participación de todas las grandes potencias "occidentales", lo que en cierto modo es injusto para la trilogía y su autor, pero también urgente y abrumadoramente apropiado. Ashour escribió sobre cómo las imágenes del bombardeo de Bagdad en 1991, dirigido por Estados Unidos, le dieron la imagen de impotencia desnuda que Granada Granada. Es una imagen de catástrofe a partir de la cual esta trilogía se desarrolla con irresistible afecto, precisión imaginativa e inquietante importancia.

La atractiva edición de Hoopoe viene acompañada de una útil introducción de Marina Warner, que se refiere al libro como "monumental" y una "obra magna de la ficción en prosa", términos ambos que me generaron dudas al empezar a leer. Sin embargo, se ajustan a lo que es el logro central y definitivo de la sorprendente obra de Ashour, que abarca relatos cortos, autobiografía directa, novelas que incluyen novedosos ensamblajes de ficción y memorias, tres volúmenes no traducidos de escritos críticos y excelentes traducciones del marido Mourid Barghouti'Barghouti, por no hablar de su larga carrera como profesora de inglés en la Universidad Ain Shams de El Cairo.

Granada se publica en Hoopoe/AUC Press.
Granada se publica en Hoopoe/AUC Press.

Si me limito a un único acompañamiento esencial de Granadatendría que ser la última novela de Ashour La mujer de Tantoura, 2014 (al-Tanturiya, 2010), que comparte el mismo traductor y una catástrofe comparable en la limpieza étnica y el borrado de la aldea de Tantoura, cerca de Haifa, en la Palestina costera, por la milicia sionista en 1948.

Afortunadamente, la gran novela de Ashour está adornada con otras situadas en culturas regionales y contextos históricos que necesariamente se enfrentan a catástrofes de tipo individual y colectivo, pero lo hacen con una resistencia cada vez mayor. Esas historias tienen lugar dentro y fuera de las cárceles, en islas, en París, en toda Palestina, a menudo en El Cairo, en la Granada musulmana y post-musulmana, en Andalucía, en Valencia y en el llamado "Nuevo Mundo" de Colón.

Ashour era inevitablemente consciente de la Nakba de 1948, la catástrofe que se profundizó y amplió en 1967, así como la llamada Guerra del Golfo de 1991 cuando escribía lo que se convirtió en Granaday, sin embargo, su trilogía es independiente de todos estos acontecimientos. Funcionan como ricas alusiones y añadidos a la sinuosa mezcla ficticia de Ashour de agudeza archivística con lo que Warner describe como testimonio "íntimo y empático".


La caída de Granada

La trilogía se sitúa en medio de acontecimientos catastróficos que ponen fin en 1492 a setecientos u ochocientos años de dominio musulmán, logros culturales y disensiones, o inician el purgatorio de un final de siglo poblado por moriscos (conversos forzados al catolicismo) que desemboca en una expulsión final en 1609. Tras incendiar Rondo y Málaga, enormes ejércitos bien equipados procedentes de Castilla y Aragón, en el norte de la península Ibérica, alcanzan el último bastión de la independencia granadina, el palacio de la Alhambra, para formalizar un tratado de rendición con una élite gobernante de visires, generales y eruditos que representan al sultán Muhammad XII.

Granada comienza con la visión de una mujer desnuda en silencio en las calles, que el librero Abu Jaafar interpreta como un presagio, antes de que circulen rumores de que se han visto cadáveres en el río Genil de la ciudad después de que un solo general se niegue a firmar el tratado de rendición y abandone furioso el palacio. Las visiones y profecías se ven contrarrestadas por un flashback de la llegada de un niño recién huérfano llamado Naeem, a quien Abu Jaafar ha contratado como aprendiz en su negocio. La realidad vuelve a intervenir cuando se recupera un cadáver del río: "Los remolinos del río se habían tragado lo que quedaba de esperanza, la comunidad se había dispersado y la gente había quedado huérfana".

Ashour nos ha metido de lleno en la confusión, la inseguridad agitada y los remolinos de historias a su manera característica, sin marcos narrativos oficiales ni autorales. En su lugar, hay historias dentro de historias, arrastradas por los enredos entre las personas. Con la llegada de otro huérfano, Saad, de una familia de tejedores de seda malagueños, Ashour ofrece una respuesta típica al borrado inminente:

Se convenció de que nunca se perdía nada, y de que la mente humana era una caja maravillosa... que conservaba cosas incalculables, innumerables: el olor del mar; el rostro de su madre; tenues rayos amarillos atravesando hojas verdes de vid, mojadas por las gotas de lluvia; hilos de seda en el telar de su padre; la tos de su abuelo por la mañana; la risa de la niña; el sabor de una almendra verde; un frasco roto del que manaba aceite; una cuenta desprendida de la sarta de cuentas de oración, rodando hacia él en su escondite tras el armario.

Esta larga cita ejemplifica los focos no declarados de la obra de Ashour y de esta novela en su resolución; la "conservación radical" del escriba o copista, como la llamó en su ensayo "Eyewitness, Scribe, Storyteller" (Testigo ocular, escriba, narrador), publicado en 2000. La minuciosidad de sus detalles, su conservación y transmisión en circunstancias imposibles se relacionan con lo que el filósofo Emanuele Coccia describe en La vida de las plantas Una metafísica de la mezcla como "punto de vida". Es decir, "el mundo es el aliento de lo viviente. Todo conocimiento cósmico [es decir, planetario] no es más que un punto de vida [vie] (y no sólo un punto de vista [vue])" con su falsa perspectiva divina de las cosas.

Coccia escribe aquí sobre la vida vegetal y sobre la vida como tal, pero ésta es una forma útil de entender la capacidad de Ashour para abordar historias liberadas de marcos obsoletos mediante la fusión de cualidades esenciales de la vida poco a poco en redes convincentes de historias humanas desde abajo y, concretamente, desde superficies inferiores que incluyen el suelo. Desde el punto de vista estilístico, se trata de la "interacción" de oscuridad y luz que Ashour atribuye al arabesco (Ashour, 2000), pero encarna algo más que el estilo.

Mientras tanto, a medida que se acerca la fecha límite para cumplir con los que Ashour sólo llama "los castellanos", los granadinos "contemplaban la emigración masiva de los nobles, los prominentes y los ricos. Era un tumulto, una cara febril de compra y venta... espadas heredadas de los abuelos y de los abuelos de los abuelos". Contemplan el desfile triunfal de Cristóbal Colón por las plazas de la ciudad, despertando "entusiasmo y temor por aquel mundo nuevo y desconocido descubierto por el hombre montado en su caballo". Las vitrinas de polvo y lingotes de oro son seguidas por "los cautivos... ¡gente que vive en el nuevo mundo!" que caminan "con pasos deliberados, las manos atadas" conservando "la elegancia de su estatura" y "plumas de colores fijadas en bandas alrededor de sus cabezas".

¡La Era de la Modernidad ha comenzado!

Tras la huida de las élites, Abu Jaafar nos presenta su mundo atravesando las puertas, bajando hacia el río, prestando atención a las fortalezas y palacios, "cipreses, palmeras y pinos piñoneros" a un lado del río, "higos, olivos, granadas, nueces y castañas" al otro, fijándose en los compradores y vendedores, los perfumistas, alfareros, vidrieros, latoneros y orfebres, entrando en el bazar de paños para contemplar los linos, lanas y sedas, y finalmente haciendo sus abluciones para rezar en la Gran Mezquita antes de regresar "al barrio de los papeleros donde estaba su tienda".

Conocemos a la familia de Abu Jaafar, cuyas generaciones animan el próximo siglo y cientos de páginas, sobre todo a su hija y heredera espiritual Salima, el personaje principal de la primera parte de la trilogía, en quien Abu Jaafar y Radwa Ashour depositan sus esperanzas. En su infancia, Salima pregunta a Colón's reciente descubrimiento, diciendo que no es un "mundo nuevo" sino "diferente". Ashour continúa: "Cuando quería algo, seguía pidiéndolo e insistiendo, sin desfallecer ni cansarse nunca, y no se rendía ni permitía que nadie la detuviera hasta conseguirlo". Abu Jaafar vive para la mente de Salima; "un molino que nunca dejaba de girar, observar, contemplar, cuestionar y abstraerse en el pensamiento" y ruega a su hijo Hasan que se convierta en "un gran escritor como Ibn al-Jatib, para que registren tu nombre junto al de Granada en todos los libros".

El cardenal Jiménez llega para estrechar el cerco del ocupante en 1499, escenificando la conversión de Hamid al-Thaghri -rebelde de Rondo y Málaga- en "la mezquita del Albaicín, hoy iglesia de San Salvador". Los mortificados seguidores de Thaghri "le habían construido una pequeña y cálida habitación en sus corazones... que él llenaba con sus hazañas heroicas y su justicia". Los castellanos comienzan a asaltar libros de mezquitas y escuelas, "la Alhambra y la Granada judía", recogiéndolos en carros de todas partes. Abu Jaafar y otros libreros responden asegurando sus libros en "diversos lugares; cuevas de las montañas, ruinas de casas abandonadas y sótanos de viviendas", pero los castellanos queman muchos más carros en la plaza mayor a un precio insoportable. 

 

¿Grabar qué?

En el excelente y a menudo citado ensayo de Ashour subtitulado "Mi experiencia como novelista", su credo está contenido en el título principal: "Testigo ocular, escriba y narradora". Esto hace referencia a una obsesión por registrar "como lo hicieron los antepasados". ¿Registrar qué? Un espacio geográfico denso con una historia resonante, un compuesto de pasado y presente, territorios superpuestos constitutivos de un espacio emocional y moral para la autoconciencia y la autodefinición". Ella identifica esto como un rasgo generacional en respuesta a 1967; cuando su generación fue "negada y desfigurada", haciendo de su escritura "una recuperación de una voluntad humana negada". La ciudad de Granada tiene una resonancia especial en la literatura árabe y palestina: pensemos en la "Andalucía de lo posible" de Darwish-, pero a Ashour le proporcionó, como escribe en su ensayo, "un medio para explorar mis miedos, mi impotencia y también las posibilidades de supervivencia a través de la resistencia".

En Granada, los dos hijos de Abu Jaafar se casan. Salima se casa con Saad y se distancian, ya que ella se sumerge en los libros y él se marcha para unirse a los rebeldes en las montañas. Hasan, su pragmático hermano, se casa con Maryama, hija de un "cantante de alabanzas". Mientras Maryama adquiere reputación por sus astutos actos de rebeldía, Salima tiene visiones más amplias, aunque igualmente limitadas:

Estaba sofocada en la prisión de una época vil en la que adquirir libros era un delito sujeto a castigo... esperaba a que cayera la noche y el hogar se fuera a la cama, entonces encendía la lámpara y leía y su prisión se agrandaba, expandiéndose gradualmente hasta que los barrotes desaparecían a la luz del sol que brillaba desde el libro y desde su intelecto.

Se trata de una prisión del propio tiempo, dice con astucia pero "con amargura, mirando fijamente a una época antigua que llevaba a sus hijos de la mano a grandes bibliotecas, al mecenazgo de un gobernante sabio, a viajes que podían satisfacer el anhelo del corazón por los eruditos de Egipto y Siria". La mayoría de las veces vuelve a la obra de Avicena El canon de la medicina entre sus diez escasos libros y busca más. De este modo, "hace caso a la edad vil... y luego no lo hace".

El crítico Eric Calderwood en On Earth or in Poems, the Many Lives of al-Andalus explora la importancia de la vocación literaria de Salima, ampliando la noción de Ashour de "conservación radical" con un efecto excelente. Nos recuerda que "como modelo para la educación de Salima, Abu Jaafar se fija en el ejemplo de Aisha bint Ahmad, una de las ilustres adības de al-Andalus. Salima emerge así como una figura de 'conservación radical'", un homenaje a estas "antepasadas" históricas y una continuidad en lugar de una "ruptura con la tradición."

Esto amplía el significado de que Ashour nombrara Aisha a la hija de Saad y Salima -producto de un fugaz regreso de la base rebelde de Saad- a principios del siglo XVI. Hassan registra oficialmente el nacimiento de su sobrina con un nombre castellano: "Esperanza". A veces la llamaba Aisha, otras Esperanza, y Amal (esperanza, en árabe) mil veces". Mientras tanto, los castellanos vuelven a exigirles que se conviertan o se marchen. Maryama persuade a la familia con su rotunda negativa a marcharse, incluso a costa de "¡toda una vida cuyo vocabulario se había convertido en acusaciones y pecados!".

 

La prisión del tiempo

Saad es capturado, torturado y encarcelado durante tres años, durante los cuales "desolado... ves más a tus seres queridos, porque hay tiempo de sobra, y porque se acercan a ti preocupados por ti en tu prueba y te permiten contemplar sus rostros todo el tiempo que quieras".

En "On Sticks, Straws, and Lanterns: Reading Radwa Ashour in an Egyptian Prison", Abdelrahman ElGendy, ex preso político egipcio, cuenta lo valiosas que le resultaron las ideas de Ashour sobre la vida en prisión en la tristemente célebre cárcel de máxima seguridad de Tora. Sus palabras moldearon -incluso salvaron- mi vida en la cárcel", escribió, especificando sus ensayos y sus escritos. La mujer de Tantouraque le transportó a su "núcleo" más allá de la mera recuperación histórica; "sus olores, sabores, la sensación distintiva de su polvo besándole a uno...".'sus pies descalzos".

ElGendy prosiguió: "Radwa'me hizo preguntarme: ¿Adónde van las historias no contadas? Si nunca encuentran oídos, ¿dejan de existir?". Esto impulsó su propia escritura contra la "desesperanza radical" que sentía, cuya aceptación fue también liberadora. Vuelve a citar a Ashour, de sus últimas memorias aún sin traducir Athqal Min Radwa (2013), escritas durante la revolución de enero de 2011 mientras luchaba contra el cáncer: "Allí'Siempre existe la posibilidad de coronar nuestros esfuerzos con un resultado que no sea la derrota, siempre y cuando nos decidamos a no morir antes de que se produzca la derrota.'de vivir". Las historias no contadas o no ensayadas residen en cajas dentro de cajas invocadas como herramientas de "conservación radical". El granadino Saad soporta el tiempo en prisión, como escribió Ashour, "porque esa increíble caja en su cabeza era capaz de darle joyas que brillaban y resplandecían en la oscuridad de la prisión".

En Granada estamos en 1527 y Saad ha sido liberado sólo para descubrir que Salima ha sido detenida por la Inquisición acusada de "magia negra". Conocemos la fecha porque figura en la sentencia que la declara culpable, tras un proceso que Salima considera "un juego absurdo dirigido por idiotas excéntricos". El castigo es la muerte en la hoguera, prevista en la misma plaza en la que antes se quemaron los libros de Granada.

La primera parte de la trilogía termina aquí, con Aisha a la que Maryama cuenta una historia familiar sobre un árbol en el cielo que alberga tantas hojas verdes como "gente en la tierra". Es "un árbol grande, Aisha, del que caen hojas y crecen otras, sin parar".

 

Volver. Partir. Permanecer.

Los restantes libros más cortos de la trilogía, Maryama y La partidase centran en Maryama y su sobrino Ali, hijo de Aisha y de Hisham, el hijo de Maryama. Granada se ha convertido en una saga de "errancia", en uso de Saidiya Hartman: "la poiesis social que sostiene a los desposeídos" en su búsqueda de ''un lugar mejor que éste'' mientras que "habitando el mundo de formas contrarias a las que se consideran propias y respetables". Resulta que el "jeque de la aldea" de al-Yaarfariya conocía a otros miembros de la familia de Alí, que huyeron primero a la aldea y luego a Fez, y ofrece refugio también a Alí. "Pasaron los días y una mañana se dio cuenta de que, aunque era "el extraño", ya no era extraño. Había empezado a cultivar la tierra, esperando la estación de las aceitunas para pagar sus deudas, comprar su ropa y asegurarse sus provisiones".

Me imagino leyendo esto hace treinta años y ahora recuerdo las formas en que Ashour ha escrito sobre regímenes cerrados de prisiones literales y encarcelamientos no literales en Camiones azules (Faraj, 2008), de la que la protagonista Nada emerge herida pero desafiante, fuerte e inconmovible, habiendo "buscado vivir". Ashour es infalible dentro de estas mentes y de otras como la de Ruqayya, el personaje central de La mujer de Tantouraque se enfrentan a la desposesión, el desplazamiento y la muerte desde todas las direcciones en los primeros días que se convierten en años de la Nakba, y que, sin embargo, siempre apuestan por vivir. La obra de Ashour encarna esta negativa a abandonar, esta misma historia dentro de otra historia que debe conservarse radicalmente en un cofre dentro de otro cofre para su futura siembra en tierra fresca.

 

Terreno caótico y/o compuesto

Radwa Ashour ha escrito que "nació en Manila el-Rawdah, una alargada extensión de tierra que une las dos orillas del río en El Cairo", con vistas a pirámides faraónicas, monumentos bizantinos, islámicos y coptos, y con viviendas en varios idiomas. En el extremo sur de la isla se alza "uno de los monumentos islámicos más antiguos de Egipto", el "Nilómetro" o "al-Mequiass," vital para el riego de las tierras. Así, "contar mi historia era incluir esa experiencia compuesta que incorporaba constantemente lo antiguo a lo nuevo". O, una vez más, "un compuesto de pasado y presente, territorios superpuestos constitutivos de un espacio emocional y moral para la autoconciencia y la autodefinición". La forma en que estos elementos compuestos subvierten todas las fronteras es también una descripción de la obra de Ashour, cristalizada con tanta fuerza en Granada.

La figura del harpedonaptai de Michel Serres puede tener otra dimensión. harpedonaptaicuyo papel consistía en aventurarse con su cuerda de medir en las llanuras fangosas del Nilo, una vez que las aguas de las crecidas estacionales se habían calmado", como escribí en como escribí eno anterior. Serres creció en el río Garona, a las afueras de Burdeos, trabajando en la draga de su padre contra las inundaciones periódicas. En El contrato naturalDesde que la inundación borró los límites y las marcas de los campos cultivables, las propiedades desaparecieron al mismo tiempo. Al volver al terreno, ahora caótico, el harpedonaptai las redistribuyen y dan así un nuevo nacimiento al derecho".

Si juntamos "conservación radical", resistencia creativa, "poeisis social" y redistribución fangosa, podemos imaginar rutas, incluso horizontes, más allá de los finales de la Modernidad en el colapso climático y el horror genocida. Granada es ante todo una asombrosa obra de literatura árabe y universal, pero en la notoriedad de una traducción para la década de 2020, es también un marcador del momento catastrófico del que emergen todos nuestros presentes. Léalo para disfrutar de la brillante evocación de Ashour de los puntos de la vida en el apogeo y la precipitada caída de Granada, pero también como un recurso para lo que está por venir si, como dijo antes de su propia muerte, "decidimos no morir antes de que...".'de vivir".

 

Guy Mannes-Abbott es autor de En Ramala, corriendo (2012). Su trabajo se desarrolla a menudo en contextos de artes visuales, incluida una colaboración con el estudio CAMP, con sede en Bombay, en una película, El país de los ciegos (Trienal de Folkestone, 2011). En su día impartió clases de teoría en la AA School of Architecture de Londres, y su crítica cultural ha sido ampliamente publicada en múltiples volúmenes y revistas. Entre ellos, su introducción a la obra de Mourid Barghouti Midnight & Other Poems (2008), un ensayo sobre la obra de Emily Jacir en Dissonant Archives (2015), y "Laboring One To Seven (Island of Terror)" en e-flux's Supercomunidad (2017). River World Roding, su libro sobre un río poco heroico, sus mundos-río y los mundos-río con los que es continuo, es de próxima publicación.

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