No hay que ser un superhéroe para ser una heroína

15 de octubre de 2022 -
La artista y activista tunecina Moufida Fedhila en su papel de Súper Tunecina, durante la Revolución de los Jazmines de 2011.

 

Este mes, en The Markaz Review, nos ocupamos de mujeres valientes y poderosas, desde la primera mujer imán de Francia hasta la primera ministra de Información de Yemen. Mujeres que han desafiado las convenciones y luchado contra el patriarcado, o que, como la adolescente Ahed Tamimi, han luchado por la libertad y han pasado tiempo en la cárcel. Con contribuciones de Farah Ahamed, Rachid Bouhamidi, Salma Ahmad Caller, Jean-Philippe Cazier, Ibrahim Fawzy, Mayo Haddad, khulud khamis, Fouad Mami, Kamin Mohammadi, Sara Mokhavat, Nora Lester Murad, Nadia Al-Sakkaf y Laëtitia Soula, HEROINES busca lo extraordinario en los esfuerzos de las mujeres corrientes por superar la adversidad.

Nuestro número HEROINES está dedicado al levantamiento liderado por mujeres en Irán, a raíz de la muerte de Mahsa Jhini Amini en septiembre de 2022 a manos de la llamada "policía de la moralidad" iraní, que detuvo a Amini porque su hiyab no le cubría totalmente el pelo. Con un ensayo original iraní de Sara Mokhavat (traducido del persa por Salar Abdoh), "Desafío" relata la historia real de unas estudiantes que se levantaron en el campus contra un clérigo opresor.

También presentamos un extracto exclusivo del último libro del novelista franco-marroquí Abdellah Taïa, Vivre à la lumière/Livingin Your Light, cuyo personaje principal, Malika, está inspirado en la madre del autor, M'Barka Allali Taïa, a quien dedicó la novela.

La Redacción

 


 

Pero en caso de que te quedes con ganas de un superhéroe de la vida real, puedes considerar que en mayo de 2011, cuatro meses después de la caída de Ben Ali, la artista y activista Moufida Fedhila (en la foto de arriba) encarnó a Super Tunecino, en referencia al icónico Superman. Se paseó por la avenida Habib Burguiba de Túnez vestida de superhéroe. Prometió a los ciudadanos transeúntes revolucionar su país gracias a sus superpoderes. Un superpaís gobernado por un superhéroe que resolvería todos los superproblemas. Era una parodia mordaz y llena de humor de los discursos políticos demagógicos que entonces eran legión y siguen saturando la esfera pública. Esta actuación titulada "St'art" iba acompañada de la distribución de folletos impresos con un programa electoral bilingüe que parecía importante transcribir.

"Hoy, para poner en tela de juicio todas las propuestas no concretas de los partidos políticos, así como del gobierno de transición, propuestas que no responden a la voluntad del pueblo tunecino, Super Tunecino vuelve a decidir su propio futuro político.

Súper tunecino destacado incluido:

- Una superfuerza que le permite superar todas las fuerzas políticas y crear un Superpaís.
- Una supervisión que le permita anticiparse a los ataques invisibles de fuerzas oscuras en cualquier situación sin salida y ver más allá de las dictaduras.
- Una supervelocidad que le permita ir más allá de los coches de alquiler que tocan el claxon en plena noche (ritual propagandístico introducido por Ben Ali a lo largo de su poder, de coches que tocan el claxon en las calles tras cada uno de sus discursos).
- Una supermemoria que le permite recordar la represión de un pasado glorioso. Hablar todo tipo de lenguas oscuras y asimilar rápidamente las que nunca ha aprendido.

(¡Vote por Súper Tunecino eligiendo la tarjeta azul!")

Desde que el periodo posrevolucionario liberó el espacio público, Moufida Fedhila sintió la necesidad de valorar el arte en las calles de Túnez, de plantear preguntas, incluso de provocar al ciudadano medio. Su enfoque como art-tiviste no era posible bajo el régimen totalitario y sintió la necesidad, en el nuevo contexto político, de agitar el territorio en el que había nacido. Rápidamente, durante la actuación que duró aproximadamente una hora y media, surgió el debate con los transeúntes que se reunieron a su alrededor. Algunos ciudadanos abrazaron el concepto y retransmitieron las palabras de Super Tunecina en la calle, otros las rechazaron. A continuación, se arrancaron folletos y carteles a los transeúntes... ¿Se trataba de policías infiltrados, poco acostumbrados a la libertad de expresión resultante de la democracia, o simplemente de ciudadanos molestos? ¿Pero no es eso lo que hace que esto sea intrínsecamente arte: inspirar una reacción emocional o intelectual?

De "Moufida Fedhila, artista política", Aurélie Machghoul, Túnez 2012, Traducción: Hisham Ben Khamsa.

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