Unas palabras de la redacción con motivo del fallecimiento de Elias Khoury, el 15 de septiembre de 2024.
Esta mañana me he despertado con la devastadora noticia de la pérdida de mi muy querido amigo Elias Khoury. Mi más sentido pésame a su esposa Najla, a sus hijos y a toda su familia. Tuve una premonición, ya que había intentado llamarle durante toda la semana pasada para ver cómo estaba, pero no obtuve respuesta. Ni siquiera estoy segura de cuándo nos conocimos, ya que mis propias cronologías parecen haberse vuelto tan confusas e intrincadas como algunas de las historias de Elias, puesto que, si nos lo permitimos, resulta que en realidad vivimos en una Nakba constantemente presente, una catástrofe que ahora se manifiesta en el genocidio que está teniendo lugar en Gaza y, cada vez más, en el resto de los territorios ocupados. Siempre atesoraré la absoluta irreverencia de Elias hacia todas las formas de oficialidad, su humor, su profunda humanidad y las heridas que sufrió en nombre de otros y de cosas más grandes que él mismo. Como me escribió nuestro querido amigo común Anton Shammas al conocer la noticia: "He estado intentando recoger los fragmentos de mi corazón".
-Ammiel Alcalay
Esta mañana, por casualidad, me he fijado en mi ejemplar en tapa dura de La puerta del sol, de Elias Khoury, en su traducción de Humphrey Davies, publicada por la editorial neoyorquina sin ánimo de lucro Archipelago Books en 2005. El libro ocupa un lugar destacado en la estantería de mi nuevo piso desde que me mudé y, hace unas horas, su presencia me llamó la atención. En ese mismo momento, Elias Khoury falleció en Beirut. Había oído que tenía problemas de salud, pero no había podido contactar con él por los canales habituales. Nos conocimos en Los Ángeles hace muchos años, en casa de una amiga común, la pintora libanesa Huguette Caland. Como muchos de sus acólitos, yo compartía con Khoury la pasión por la cultura árabe y la causa palestina por la libertad y la justicia. Con presteza, Khoury se unió al consejo asesor del centro cultural de Los Ángeles que algunos de nosotros habíamos fundado unos años antes, un consejo del que formaban parte, entre otros, Saree Makdisi, Reza Aslan, Ammiel Alcalay y el poeta Peter Cole. Por supuesto, Khoury proyectó una larga sombra, ya que muchos consideran su novela Bab al-Shams un clásico de la literatura árabe, traducido a muchos idiomas. Como señaló un crítico en Le Nouvel Observateur, "La Puerta del Sol nunca puede cerrarse realmente... ¿cómo cerrar este libro sin principio ni fin?". El legado de la historia palestina que la novela retrata con brillantez literaria sigue vigente, ya que el sufrimiento de Palestina continúa mientras su anhelo de libertad no llega a buen puerto. La guerra en Gaza no ha terminado, y los colonos de Cisjordania siguen haciendo casi intolerable la vida de los palestinos allí. Lo que mejor nos ayudaría a recordar y conmemorar la obra de Elias Khoury sería, por fin, una solución no militar a una de las ocupaciones militares más largas del mundo, y el fin del apartheid más largo que el mundo ha conocido desde 1948. Descansa en paz, Elias. Gracias por tus palabras.
-JordanElgrably
He leído la mayoría de las obras literarias de Elias Khoury. A pesar de no haberle conocido nunca en persona, he sentido una profunda conexión con sus ideas y convicciones a través de sus escritos. Muchos otros que han seguido su distinguida carrera probablemente compartan este sentimiento.
Los escritos de Khoury reflejaban una notable generosidad de pensamiento y un compromiso inquebrantable con la honestidad. Creía firmemente que la injusticia, fuera cual fuera su forma o su objetivo, era inequívocamente mala. Como intelectual árabe, luchó ardientemente contra el extremismo en todas sus manifestaciones, al tiempo que defendía firmemente sus principios. Su inquebrantable apoyo a la causa palestina le granjeó una reputación de decidido defensor.
Sus obras fundamentales, como La puerta del sol (que volví a leer el verano pasado) y Los hijos del gueto, me resultaron de un valor incalculable para forjar mi conciencia sociopolítica de Oriente Próximo. A pesar de haber estudiado en la AUB, fue años más tarde, a través de las obras maestras literarias de Khoury, cuando adquirí una profunda comprensión del intrincado paisaje sociopolítico del Líbano. Con cada libro, redescubría mi compasión y afecto por el país y su gente, así como por la región árabe en general y por qué, como región y como pueblo, estamos donde nos encontramos hoy.
El vacío dejado por la ausencia de Khoury se asemeja a la pérdida de un amigo íntimo y mentor, y su fallecimiento representa una pérdida inconmensurable para la literatura árabe en su conjunto.
-Rana Asfour
