Argel, los Panteras Negras y la Revolución

1 octubre, 2018 -

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Argel, capital tercermundista, luchadores por la libertad, revolucionarios, panteras negras, de Elaine Mokhtefi (Verso, 2018).

Anthony Saidy

A los 23 años, motivada por nobles ideales de paz y justicia en el mundo, la neoyorquina Elaine Klein se instaló en la Francia de la posguerra, donde encontró trabajo como traductora e intérprete para organizaciones internacionales. En 1960, Klein se unió a un grupo con sede en Nueva York que formaba parte del Frente Argelino de Liberación Nacional (FLN). Ejercían presión en las Naciones Unidas en apoyo del gobierno argelino en el exilio, trabajando por la independencia de Argelia de Francia. Klein pronto se vio arrastrada por la Revolución argelina y le dedicó dos décadas de su vida, casándose con el intelectual argelino y veterano de la guerra de liberación Mokhtar Mokhtefi (autor de J'Étais Français-Musulman). En Argel, se vinculó a Eldridge Cleaver, de los Panteras Negras, para quien realizó diversas tareas y misiones, y finalmente fue deportada por negarse a ser espía de la policía secreta argelina, de la que conocía desde hacía tiempo el uso que hacían de la tortura.

En septiembre de 2018, a la edad de 90 años, habló en Los Ángeles, cuando compré y pronto devoré su libro. Argel, capital del Tercer Mundo tenía que gustar a alguien como yo, que había vivido los años sesenta y setenta, en estrecho contacto con la efervescencia nacional e internacional.

Mientras Elaine Mokhtefi trabajaba con devoción para los Panteras Negras, los hombres que lo dirigían eran, resultó, profundamente defectuosos. No estaban a la altura de la tarea de mantener a flote su movimiento frente a la represión del gobierno estadounidense. A los activistas universitarios que fundaron los Panteras Negras, entre los que destacaba Huey Newton (1942-1989), se les unió un ex convicto autodidacta y escritor, Eldridge Cleaver (1935-1998), que nunca abandonó su vida delictiva. Famoso por su libro de ensayos de 1968, Soul on Ice, Cleaver escapó a Cuba ese mismo año tras un tiroteo con la policía en Oakland, pero Cuba no lo quería realmente y lo envió a Argelia. Allí disfrutó de una vida privilegiada en una "embajada".


Elaine Mokhtefi era inestimable para todos ellos, ya que nadie aprendía francés ni árabe. Se dejaba utilizar, presumiblemente encantada de relacionarse con revolucionarios. Un día Cleaver acudió a su despacho y le confió que acababa de asesinar a un camarada al que llamaba ladrón. Más tarde se enteró de que la víctima se había acostado con la glamurosa y masoquista esposa de Cleaver, Kathleen (ahora profesora de Derecho). Que Cleaver era un famoso adúltero en serie no entraba en su ecuación. ¿Lo denunció Elaine a la policía? La. Señaló que pegaba a su mujer y aceptó su respuesta machista de que a algunas mujeres les gustaba eso. Más tarde fue mensajera de los Panteras y se encargó de que un miembro visitante de la banda Baader-Meinhof falsificara pasaportes en Argel. Es la crónica de la caída de los Panthers tras una disputa muy pública entre sus dos dirigentes. No duda de su responsabilidad personal. Mokhtefi apareció durante medio minuto en la película La batalla de Argel, pero en su libro no arroja ninguna luz sobre la génesis de ese clásico.

Expulsada por la nación a la que había dedicado su vida, se trajo a su marido a Estados Unidos, donde leyó en voz alta el Corán tras la muerte de la madre judía de Elaine y sobrevivió hasta 2015. Elaine sigue adelante.

Su relato es fluido y a veces fascinante, a pesar de las erratas ocasionales. El libro se habría beneficiado de un índice, donde se podría haber consultado su Rolodex de revolucionarios famosos e inadaptados, desde Stokely Carmichael (1941-1998, que dejó a su novia estadounidense por Miriam Makeba; cuando se separó de los Panteras, Cleaver denunció su racismo); Frantz Fanon (ridiculiza la historia de que murió al cuidado de la CIA, pero ¿cómo consiguió entrar en el Hospital Naval Bethesda?); Ahmed Ben Bella (era amiga de la bella que fue requisada para casarse con el ex presidente depuesto y encarcelado); Houari Boumedienne (que tomó el poder en un golpe al que el pueblo estaba demasiado cansado para resistirse); y el actual presidente en su madurez, Abdelaziz Bouteflika.

Para un análisis profundo de las revoluciones fracasadas, hay que buscar en otra parte.

 

Anthony Saidy es médico jubilado y maestro internacional de ajedrez, además de autor de varios libros sobre ajedrez y de la novela 1983: Una novela dialéctica.