Una mujer árabe resurge de las cenizas del patriarcado, burlándose de él.
Bint Magdaliyya
Naar, ¿estás iluminado?
Del mismo modo que rechazar la hospitalidad de las Highlands en Escocia se traduce en una sentencia de muerte, o del mismo modo que, por ejemplo, declinar la oferta de refrescos de un beduino en Arabia se interpreta con suspicacia y puede tener repercusiones para ti, tu hogar, rebaños, cosechas, parientes y descendientes, un "no" que se honre a sí mismo causa estragos en esta casa.
Puedes someterte a ordalías e iniciaciones, hacer votos y juramentos, llevar joyas diseñadas por habitantes de la selva y amuletos tallados por gitanos, puedes arder y derretirte y desplomarte de rodillas en éxtasis por amor a la Creación, pero no te arriesgarás a decir o señalar "no".
Puedes agarrar la llave y pararte frente a la puerta. Puedes invocar los vientos del Desierto Único y la impecabilidad de sus criaturas aladas. Puedes ser agraciado por la aparición de una Sacerdotisa conocida por la melodía que canta con su cuerpo y las duchas de cristal que baila con su voz, y aun así ser incapaz de indicar "no".
Puedes viajar atrás en el tiempo para encontrarte con tu Iniciadora original en el momento de la separación, cuando te bendijo y te mostró la puerta. Puedes llamar a tus guías, ángeles, conexiones galácticas y ancestros. Porque sabéis que no habéis hecho nada Mal y todo Bien, que las supuestas malas acciones os han parecido una calumnia, que fuisteis manipulados y engañados cuando teníais la guardia baja, y que aceptasteis convertiros en vuestro propio tornillo.
Y oíste al de mejillas coloradas decir: "La profundidad de tu conocimiento."
Y oíste al de pelo rizado decir: "Usa tu néctar".
Y oíste al Espíritu de la Gran Aura decir: "Tu corazón no puede ser devorado porque es cristalino e imperecedero".
Y oíste a Miriam la Alquimista decir: "Te hemos recordado como tú Nos has recordado".
Aun así, un "no" es traición en el Tribunal Canguro del amo.
Ayer, tu cuerpo era una plegaria que invitaba a la devoción. Ayer, tu cuerpo era una talla intrincada, chabacana y ostentosa que pedía ser destrozada, desgarrada y follada, honrada. Ayer te desnudaron unas plumas en forma de manos.Ayer te preguntaron si tenías algún deseo y dijiste que no, a riesgo de enfadar a papá.
Ayer te reuniste con tu madre y recordaste que ella fue tu primer templo, morada, laboratorio alquímico y Escuela de Misterios. Ella te recordó que tu corona era una antena que recogía información del firmamento y que debías mantenerla prístina y equilibrada principalmente por esa razón. Y que las expulsiones del Reino se realizan mejor en sábado, el día del Maestro de Tareas y de las Lecciones Duramente Aprendidas.
El día del entierro del monarca de la Tierra, Naar fue invitada a entrar en su soberanía. Recibió la señal, captada por la antena de su corona invisible, de asumir el liderazgo juntando N y O.
Le encantaba la forma en que sus ojos se posaban en ella al otro lado de la habitación cuando la presenciaba en su consulta, observándola mientras organizaba y dirigía caóticamente su desorden, su deseo. "Me conmueve".
Le excitaba. Le encantaba la forma en que su pierna forzaba sus muslos a abrirse. Le encantaba su lengua punzante y furiosa y la forma en que dejaba que su polla goteara sobre ella... una unción inoportuna que la asqueaba, la llenaba de lástima y la transmutaba en lujuria.
Le encantaban los ojos que la sujetaban tan fuerte como una cuerda, la firmeza psicópata de aquella mirada malévola y tragona.
Su primera Iniciadora, la que llamaban Jazmín Alto y Negro, le había dicho en la Puerta: "Mantén tu Altar delante de ti y tu basura detrás. Porque es en el punto más alto de intensidad durante la Ceremonia cuando ambos comienzan a fundirse, y ése es el punto en el que necesitas estar más vigilante, más atenta, pues seguramente tu atención estará en otra parte. No serás adicta a las sombras, pero tendrás Alcance, y Dominio, y crecerás, allí. Arde, mujer, arde en la certeza de tu propia Bondad".
De camino a casa, de camino al hombre que nunca llega, anhela que el sol abrasador bese su clítoris. Pronto se nubla.
Naar, ¿estás iluminado?