Mo Baala, "La terre est bleue comme une orange"/"La tierra es azul como una naranja"
Galería 127, 127, Av. Mohamed V, Marrakech, hasta el 30 de octubre de 2022
El Habib Louai
En homenaje al poema del poeta francés Paul Eluard "La terre est bleue", con su deslumbrante frase inicial, "La terre est bleue comme une orange", el artista vanguardista Mo Baala expone 365 collages hasta finales de octubre en Marrakech, donde vive desde hace muchos años.
El pintor y creador multimedia marroquí atravesó a tientas los largos y agotadores años de una infancia y adolescencia tumultuosas y a veces desgarradoras. Nacido Mohamed Baala en Casablanca en 1986, creció en Taroudant con su abuela Lala Fatima, viviendo en condiciones precarias a raíz del inesperado divorcio de sus padres. Al igual que Guy Debord, que se paseaba por las calles de París, Baala vagaba por las solitarias calles de Taroudant, entrando y saliendo de las casas de su abuela y de otras personas, buscando refugio del peligro y de los depredadores sexuales. Durante el día, se adentraba en las estrechas callejuelas de la medina con la esperanza de ganar unos dirhams que le ayudaran a sufragar los gastos del hogar. Hizo todo tipo de trabajos raros, desde limpiabotas, carpintero y portero hasta mensajero, mecánico de bicicletas y ayudante de bazar. Todo ello le abrió los ojos a diversas formas de estafa, engaño, oportunismo, favoritismo y astucia en el mercado abierto y libre del antiguo bazar.
Durante su estancia en el bazar, Baala empezó a leer las grandes obras de la literatura y la filosofía mundiales, obras que hoy cita a menudo en sus ricas y amenas conversaciones con compañeros artistas y amigos ocasionales. Músicos influyentes que lideraron la Revolución Cultural estadounidense de los años sesenta y setenta dejaron una huella indeleble en su carácter y su visión de la cutre realidad de su mundo cotidiano, incluso antes de dedicarse a las artes visuales. A través de conversaciones nocturnas y largas llamadas telefónicas conmigo, se sinceró sobre sus experiencias de vicios sociales y trato inhumano cuando estaba empleado en los talleres de carpinteros y mecánicos de bicicletas. Impulsado por una especie de locura que le hace ajeno al mundo salvaje real que le rodea, Baala eligió el arte, quizá accidentalmente, como medio para crear un mundo diferente que sólo él habita, aunque con la conciencia de quienes puedan compartir experiencias similares.
Últimamente, Baala ha producido obras exquisitamente intrigantes, distintivas por su estructura única, su textura y sus cualidades singulares. "Earth is Blue Like an Orange" incluye el conjunto de obras que ha producido en los últimos dos o tres años, consistentes en collages, dibujos y sobrepinturas. La primera serie de collages está compuesta por fragmentos de escritura árabe extraídos de una revista panárabe llamada Al Arabi, publicada por el Consejo Nacional de Cultura y Arte de Kuwait. La fuente de la escritura, su color y tamaño cambian constantemente, y a veces está en cursiva y resaltada con colores de todo el espectro de la paleta. Las frases y oraciones extraídas se alinean horizontalmente en hileras desproporcionadas. El espacio de la página blanca donde se des/colocan los collages se utiliza de forma desproporcionada, según el tamaño de las frases y el tipo de letra de las mismas. Cada collage es un paisaje significativo que se presta a múltiples interpretaciones.
En su última obra, Baala hace un amplio uso del recorte. Recorta frases y oraciones lingüísticas prefabricadas de Al Arabi, y yuxtapone frases y oraciones al azar para crear combinaciones lingüísticas que conmocionan al lector por sus afirmaciones irracionales, sus connotaciones, su sorprendente ingenio y su efecto sarcástico. Al reordenar las secciones recortadas de Al Arabi, Baala quiere posibilitar diferentes lecturas de un único texto cuyo significado inicial estaba restringido por el marco de una revista de los medios de comunicación de masas con determinadas inclinaciones ideológicas. Sus collages de recortes árabes reordenan el discurso periodístico y académico de élite para señalar sus ampulosas ambigüedades, su falsedad y la manipulación de una realidad absurda.
Collage n°1, por ejemplo, se abre con una afirmación contundente: "Los satíricos ya no son una amenaza". Esta afirmación es una alusión directa al hecho de que los escritores y periodistas pueden ser descaradamente explícitos, sin reservas y sarcásticos sobre cualquier tema o cuestión de su sociedad sin verse cohibidos por la censura. Sin embargo, la capacidad de satirizar y ridiculizar descaradamente ciertas situaciones y acciones mundanas relacionadas con escándalos sociales y transgresiones políticas no significa necesariamente libertad de expresión en el mundo de Baala. El mismo collage critica el llamamiento urgente al empleo de jóvenes en puestos de liderazgo social, político, económico y cultural cuando dice: "comprometer a jóvenes líderes". A esta última afirmación le siguen poco después "la farsa educativa" y "el sectarismo dualista", que se erigen claramente como un obstáculo importante para cualquier aspiración real de establecer un Estado democrático en el que coexistan diferentes etnias, razas y culturas. Parece que lo que se necesita en este mundo posmoderno es una nueva "visión filosófica y cultural", cuyos defensores no teman subvertir las "normas lingüísticas" y la "política fracasada", como afirma el Collage n°2.
Algunos de los escritos/collages recortados de Baala abordan cuestiones y problemas mundiales acuciantes relacionados con el aumento de la contaminación, el cambio climático y los consiguientes desastres sociales y catástrofes medioambientales. Por ejemplo, el collage n°4 denuncia la creciente codicia exhibida por las corporaciones capitalistas que anhelan "un buen tipo de interés" mientras esperan "invadir y apoderarse del cielo". Irónicamente, los humanos se niegan a reconocer que este mundo nuestro "siempre tendrá sus necesidades y deseos", independientemente de su codicia.
Un conjunto de collages se compone de una serie de fotografías de carné sobre las que se pegan en diversas zonas imágenes recortadas y robadas de otros lugares, digital o físicamente. En total, son 60 piezas, con unas dimensiones de 10cm por 15cm. El proyecto lleva por título "¡Enseña las orejas, gira el sombrero, gira las gafas!". La foto de carné, que es el elemento principal, desafía las concepciones ordinarias de una foto de carné oficial hecha con fines administrativos. El personaje de la foto tiene un aspecto torpe, con su bigote a lo Frank Zappa, su barba hirsuta y su velludo pelo negro recogido bajo un gorro escarlata de invierno. Su jersey marrón de canalé, bajo el que se ve una camiseta rosa claro, parece un poco demasiado grande. Sobre este retrato hay esparcidos al azar diversos elementos: tijeras romas y usadas, una pila de jerséis doblados ordenadamente, la silueta sombría de un hombre desamparado que lleva una especie de boina, zapatos o zapatillas de deporte de distintos colores, un globo inflado de color verde oliva con un hilo negro, piedra caliza orgánica, una olla a presión llena de agujeros y el dibujo de una portería de fútbol. Todos estos materiales o elementos (objetos del mundo real, imágenes producidas en serie y material efímero) proceden de revistas o periódicos de los medios de comunicación de masas.
Baala excita la curiosidad de su público yuxtaponiendo las tijeras a la ropa pulcramente doblada, ya que ello implica que el instrumento debe utilizarse con la ropa. La obra de Baala también critica el deseo consumista e insatisfecho alimentado por las grandes marcas de moda que crean constantemente nuevas ediciones del mismo producto con el paso de las temporadas. La diversidad en los tipos de zapatos y zapatillas que uno compra no refleja ni un estado auténtico del ser ni una verdad valiosa sobre la propia individualidad. Al ensamblar incongruentemente fotografías inconexas, Baala aspira a dotar al individuo de un cierto tipo de agencia que contribuya a desestabilizar las opciones que ofrecen los gurús de la moda.
El último collage de Baala en la serie muestra a un Platón barbudo y parcialmente calvo que sostiene un libro bajo el brazo mientras señala con la otra mano a algún lugar de allá arriba, pero irónicamente Baala coloca una jaula en la punta del dedo índice que apunta al cielo. Al hacerlo, argumenta contra la idea platónica de que el mundo de las ideas consistiría en un mundo perfecto alternativo, donde se hará justicia y prevalecerá la paz, dando así algo de esperanza a los subalternos y a los desdichados de la tierra. Los pájaros libres, representados por las formas negras y azules en círculo dibujadas en el collage, aluden a aquellos individuos que constantemente salen de sus caparazones, de las cárceles de sus mentes.
En pocas palabras, el trabajo de collage de Baala en distintos soportes representa su crítica de la realidad que está al alcance de sus sentidos. Su historia familiar, sus diferentes hogares, su subconsciente y sus posteriores experiencias en el competitivamente peligroso mundo exterior constituyen la fuente inagotable de sus obras creativas. Al igual que Debord, emplea el détournement para penetrar y reparar la textura de lo cotidiano, ya sea trastocando el significado recibido de las imágenes icónicas y los eslóganes publicitados o reconstruyendo la literatura inspirándose en las obras maestras de algunos de sus escritores y artistas favoritos. Está ahí, detrás del retrato de Platón, contemplando la jaula en la punta de su dedo. Desconfía tanto del mundo del consumo material, dominado por las modernas condiciones de producción, como del mundo aparentemente opuesto de las ideas que cambian constantemente.